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miércoles, 25 de junio de 2008

* El terrorismo Islamista en España


El terrorismo islamista, una amenaza vigente para España


Hasta seis sectas radicales se asientan en puntos del territorio nacional. Al Qaeda ha reforzado su posición en el Magreb que tiene en el punto de mira Ceuta, Melilla y al-Ándalus.


José.María.Olmo


El ministro del Interior en funciones, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo el martes, con motivo del cuarto aniversario del 11-M, que conviene tomarse en serio la amenaza del terrorismo islamista. Desde 2004 han sido detenidos, en territorio nacional, cerca de 350 radicales sospechosos con planes para atentar en el transporte público de Barcelona, en un centro comercial de Ceuta y en la Audiencia Nacional, en Madrid, por enumerar algunos de ellos. Pero la ausencia de atentados después del trágico 11-M puede distorsionar la percepción de la amenaza, y ahí estaba el ministro para pedir que no se bajen los brazos.


En España, la principal amenaza son células autónomas, compuestas por islamistas radicales con escasa formación, que son dirigidos por un líder espiritual que fija los medios y los fines. Los expertos destacan que, en muchos casos, el contacto de estos grupos con la organización matriz es minúsculo o inexistente. Javier Jordán, profesor experto en terrorismo islamista de la Universidad de Granada, destaca que la presencia de la Al Qaeda originaria en España se reduce a la célula de Abú Dahdah, desarticulada en noviembre de 2001, aunque en las prisiones españolas hay miembros del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) y de Al Qaeda en Irak.


El GSPC se refundó en noviembre de 2006 como Al Qaeda en el Magreb. Ayman Al Zawahiri, mano derecha de Osama bin Laden, les dio la bienvenida encomendándoles la “limpieza” de los “hijos de España y Francia”. Por si no estaba claro, Al Zawahiri volvió a situar al-Ándalus —la España de la ocupación musulmana—, Ceuta y Melilla entre las prioridades del terrorismo islamista. Manuel Torres, investigador de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, considera que este tipo de mensajes “no suponen una amenaza inmediata”, pero subraya que los líderes de Al Qaeda utilizan cada vez términos más “explícitos” para referirse a España y que, en el nuevo contexto, con un grupo satélite en el Magreb, ponen apellidos a los “objetivos globales” de la organización.


Lo cierto es que, desde su resurgimiento, Al Qaeda en el Magreb se ha extendido por el norte de África como una mancha de aceite, que será difícil limpiar. Se ha atribuido los atentados suicidas de Casablanca de abril de 2007, dos ataques con coche bomba en barrios de Argel, el pasado diciembre, y un atentado contra la Embajada de Israel en Mauritania, en febrero. En estos momentos, mantiene secuestrados a dos turistas austríacos, con la amenaza de asesinarlos en dos días si las autoridades no liberan a los presos de la organización en Argelia y Túnez. Al Qaeda en el Magreb aún no ha atentado en España, pero nadie se olvida de que África está a 14 kilómetros de Algeciras y a un metro de las dos ciudades autónomas.


Radicales en España


Desde el punto de vista ideológico, la amenaza se llama “salafismo yihadista”, que, según Luis de la Corte, experto en islamismo, “pretende transformar la vida de los países musulmanes mediante la implantación de la ley islámica como norma fundamental e imponer un modelo social, basado en el idealizado estilo de vida de la comunidad islámica primitiva de Mahoma y sus primeros seguidores, los salaf (de ahí el término salafismo)”. Al Qaeda y el resto de grupos terroristas se encuadran en una escisión violenta del salafismo, que estigmatiza a los infieles o apóstatas y aprueba la violencia para imponer la ley islámica. Corrientes herederas del salafismo o ideológicamente cercanas han llegado a España de la mano de los inmigrantes magrebíes. Las fuerzas de seguridad han detectado la presencia de hasta seis movimientos islámicos extremistas, que no emplean la violencia pero mantienen con ella una relación preocupantemente ambigua. Los expertos temen que estos grupos (Hizb ut-Tahrir, Hermanos Musulmanes, Yama´a At-Tabligh, Al Murabitún, Justicia y Caridad y Takfir Wal Hijra) se conviertan en factorías de radicales.


La segunda generación de inmigrantes plantea otro desafío. Miguel Ángel Cano, investigador Ramón y Cajal en la Universidad de Granada, señala que “lo que ya ha ocurrido en Francia se trasladará a España en 15 o 20 años si no se pone remedio”. “Los hijos de los inmigrantes están ahora en las escuelas. Si al salir sufren una discrimación social y económica, y reciben el mensaje de los imanes radicales que se mueven por España —alerta—, la radicalización será cuestión de tiempo”. La amenaza está ahí y conviene no olvidarse de ella.


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